Yo te odio.
Lo digo tan seguro de mí que podría verte a los ojos fijamente y gritártelo.
Te odio tanto que maldigo el día que te conocí. Cuando éramos un par de chavales, inexpertos en el amor, tan crédulos de Dios, inocentes de la vida, ingenuos de la muerte.
Te odio tanto que aborrezco verte aunque sea en mis pensamientos. Nunca creí llegar al grado de tener el día entero con la mente en blanco, solo para que tú, en tu estado más hermoso, no cruzaras la avenida de mi imaginación.
Te odio tanto que quisiera borrarte de la faz de la tierra. O yo irme de ella, a otro espacio, donde no existas ni en recuerdos, donde el pasado sea eso, pasado. Donde no vengas a joderme cada noche con esa sonrisa estúpida que me cautivo.
Te odio tanto que quisiera matarte. Y en tu sepulcro sentirme orgulloso de mi victoria, saciar mi rabia de venganza, verte maltrecha, impropia de ti.
Te odio tanto que quisiera amarte de nuevo. Volver a caminar de la mano contigo, regresar a esas fogatas nocturnas en el jardín. Sentir el paso ardiente del tequila por mi garganta en esas tardes de Octubre, alucinar con esa hierba que fumamos sin parar y nos llevó a lugares exóticos…
Te odio tanto que… Ya no te amo.
"Te odio tanto que yo mismo me espanto de mi forma de odiar"
Klaudes
“Te odio tanto que ya hasta borré mi cuenta de Facebook.”