Ya no sé qué decir, los cuadros se mueven de sus clavos de izquierda a derecha, inciertos, paralelos a la velocidad de los latidos de mi corazón, la cabeza me va a estallar, voces siniestras atraviesan mi cerebro rasgándolo una y otra vez, mis manos no saben que mas destruir, toda la naturaleza muerta de mi espacio esta acorralándome. Quisiera salir corriendo, pero ya no tengo pies, se han hido siguiendo las huellas falsas de un amor farsante. No se si mis ojos están cerrados o abiertos, no veo nada, esta ceguera de armonía me está matando. La melancolía se sienta a mi derecha a leer lo que estoy escribiendo y susurra a mi oído un extraño sonido de pereza y arrogancia. Mi garganta está harta ya de tanta soledad y la saliva me sabe a líquidos fermentados. La nicotina ya no alivia el luto de mi estomago, este ardor que corre de pies a cabeza fomenta mi desesperación…. Espera…. Aun queda un momento que no he ocupado…
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Esta noche solitaria como casi todas no hay nada más que esta canción de jumbo: alineados para siempre. La última línea de la jornada se acaba destrosando mi sistema. Ya no queda nada. Mi inestabilidad me acompaña. La inspiración se a ido con esta incertidumbre q me aqueja. Ya no se qué hacer si mi gran aliada inspiración ya no está. ¿Por qué siempre se aleja de mi cuando más la necesito?
Mi falta de imaginación me orilla a transcribir letras que ni siquiera son mías… ahora si estoy solo…
“Este adiós, no maquilla un hasta luego,
este nunca, no esconde un ojala,
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo, esta letra, no la protestare,
Ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos… ya no lloran mas por ti...“
Joaquin Sabina. Nos sobran los motivos.
Osoario....Saludos.
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