DERROCHE DE TINTA

Desde hace algunos meses, dos años ya, las letras nos han tomado por sorpresa mientras tomabamos una taza de cafe en la alameda. Asi comenzo el derroche, no pidio permiso, ni mucho menos opiniones, llegó y se incrusto en nuestras vidas para llenarlas de ese toque magico que dan las experiencias.

Nos llenó de esa tinta, que espero, nunca se deje de derrochar.

"Derroche de Tinta" es mi vida cotidiana, lo que pienso, lo que no había dicho, lo que nunca pense escribir, es la marquesina que cubre mi cabeza en medio de la tormenta.

Es la luz al final del tunel... es la esperanza que se cansó de esperar...

MUSICA PARA VIAJAR!!!!

martes, 15 de febrero de 2011

Por las balas de Dios.


La lluvia azotaba aquel Septiembre con unas enormes gotas que parecían proyectiles que Dios disparaba. Parecía que el blanco perfecto era mi cabeza despeinada y Dios valla tenía bastante tino esa tarde.

¡Puta madre!

Corrí hacia el primer bus que pude y subí a toda prisa, apenas y pude tener cabida en aquella aglomeración de mundos. “Cada cabeza es un mundo…”, decía mi mama y en ese autobús sin destino al que subí aquella tarde había como unos 40 mundos observando la lluvia, algunos escuchando música, otros platicando, algunos cuantos mundos desorbitados, hasta el fondo una pareja de mundos adolecentes beso y beso. Y el mío, mi mundo, mojado y encabronado!. Buscando unas cuantas monedas para cubrir el peaje.

Mi cuerpo se comenzó a sacudir al compas de los baches que se brincaba el chofer, mi mano, colgada de aquel tubo en el que siempre hay un zapato de bebe.

“Cuanto es al centro?” Preguntó una voz tenue mientras limpiaba las gotas de mis gafas con la chamarra y un ligero olor a flores se esparció por el ambiente. Una bonita mujer llamo mi atención. Su pelo era tan negro como mi conciencia, sus ojos tan negros como mi suerte y su cuerpo tan hermoso como el que había soñado. Se paró junto a mi sujetándose del tubo, tratando de maniobrar con las trescientas bolsas que siempre cargan las mujeres. Cortésmente le ayude y al fin dirigió su mirada hacia a mi.

“Gracias…. Amm, Lalo eres tú??”

¡Quien mas iba a ser! Me sorprendió que después de cinco años Sandra no dejara de preguntar estupideces pero tenía que portarme amable en aquel inesperado reencuentro.

“Claro que soy yo, que onda, que tal estas??” Pregunte mientras la gente nos miraba con curiosidad.

“Bien gracias, me gradué y ahora trabajo en el edificio de la calle Pereda y tú que tal, te vez muy bien”. Agradecí el cumplido.

“Sigo siendo el mismo costal de perdición de antes, me corrieron de aquel trabajo donde nos conocimos, el jefe se me puso rockero, vivo en el mismo lugar, todo sigue igual, solo que ahora tengo más deudas, fumo mas y hago menos ejercicio, tenias razón creo que yo solo me voy a matar”

Jajaja, los dos reímos.

Sandra fue mi novia hacia ya cinco años. La conocí en mi primer trabajo que conseguí como profesional. Ella estudiaba y realizaba sus prácticas en donde yo hacía como que trabajaba, me iba bien, para ser novato ganaba buen dinero. Conocí a Sandra en una convivencia con los de la oficina, nos pusimos una pedota esa noche y me fui a dormir a su departamento, no sé cómo paso pero desperté totalmente encuerado junto a ella. Nunca le pedí que fuera mi novia, sin embargo lo fue. Y esas apariciones mías en su cama cada vez se hicieron más frecuentes y las de ella también en la mía. Hasta que comprendí que entre nosotros había algo serio.

Si. Si la quise, y mucho. Siempre ha sido muy hermosa y en aquellos tiempos apenas comenzaba a despegar su exitosa vida profesional. Yo, como en toda mi vida y en todas mis historias, lo que nunca me falto fue una botella de tequila y alguien con quien tomármela. ¡Me valía madre! Siempre que me empedaba la iba a ver y le decía cuanto la amaba después me metía en entre sus sabanas y a darle duro…pensaba que era lo que la hacía feliz...Y si que lo era.

Muchos de sus amigos me odiaban, le preguntaban que chingados hacia conmigo si yo era un ojete, un vivo y asqueroso retrato de la indecencia… siempre le decía que a mi también me cagaban sus amigos. La verdad es que yo tampoco entendía por qué andaba conmigo si efectivamente, yo era un culero. Pero el amor apendeja, y Sandra no es pendeja, solo que en aquellos años estaba perdidamente enamorada de mí.

Pasaron los meses y así me la lleve, bueno, así Sandra me soporto. Hasta cierto día que me puse hasta la madre de borracho y me cachó en el cachondeo con una secretaria de la chamba… obviamente se encabrono demasiado y me mando a la chingada. Al día siguiente le pedí que me perdonara, lógico, me volvió a mandar a la chingada! Y se puso a llorar en esa escena que les gusta tanto hacer a las mujeres, enfrente de todos los compañeros me grito que era un “pito-loco” y que no me quería volver a ver en su vida, que me odiaba y que lo que le había hecho lo iba a pagar muy caro. Que me acordaría de ella toda mi vida. Y así fue.

Ni como pedir perdón, ahora si me había pasado de cabrón, me soporto tantas que ya se había tardado en botarme… pasaron los días y la comencé a extrañar. No lo voy a negar, algunas mañanas me hizo falta su voz chillona en el celular preguntándome como había amanecido, la extrañe a morir.

Se fue de la oficina y la deje de ver. Mis pedas aumentaron y cada que escuchaba a José Alfredo me daba por cortarme las venas, y me acordaba de lo que siempre me decía… “hay flaco! Tu solito te vas a matar”. Ja!...

En mi desesperación la busque un par de veces, pero parecía que un ovni se la hubiera llevado o que Saga de Géminis le hubiera aplicado un “Another Dimension” y anduviera deambulando en otra dimensión. No supe nada de ella hasta ese día que Dios me bombardeo para encontrarla en un autobús viejo.

Platicamos todo el camino y le pedí el numero de su móvil, dudo en dármelo pero al final accedió. Ha huevo. Pensé. Esto de estar solo ya se termino.

Llegué a casa con un aire de esperanza, platicamos de todo en el bus y cuando bajamos pasamos por un café y caminamos hasta donde ella espera otro autobús que la lleva a casa. En verdad sigue siendo la misma linda y tierna mujer. Esa que no pide mucho, solo un par de orejas que la escuchen y una boca que sepa que decir. Creí que la tendría de vuelta.

Ella es de las pocas mujeres que más me han traído de nalgas. Y verla de nuevo creí que sería buen augurio. Me ilusioné demasiado.

Los días siguientes nos veíamos en el mismo bus, en el de las 6:30 y todo parecía bien, pasábamos por un café y después a esperar su otro transporte, trataba de ya no ser tan gandalla y hasta un día le compre unas pinches flores. Así pasaron como tres semanas hasta que me arme de valor y le leí la cartilla:

“Perdón Sandra, te preguntaras por que hasta ahora pero… nunca me dejaste pedirte perdón, siempre me porte como un canalla, ya sabes cómo he sido de pendejo desde siempre, te quería, me cae que te quería, y mucho y me dolió que te fueras, te busque pero nadie me daba señales de ti. Perdón Sandra. Me humillo ante ti, ya no seas tan cabrona y dame otra oportunidad…. Veme, ya cambie, ya casi ni groserías digo”

En verdad yo dije eso? Si que estaba bastante cabron el asunto.

Sandra solo sonrió y me beso con esas ganas que tenía cuando el alcohol nos abría las puertas de su cama, mientras sentía la textura de esos labios que había añorado desde hace cinco años pensaba:

“A huevo ya chingue. Al final los bombardeos de Dios fueron el camino de mi felicidad”

Cuando termino de besarme me acarició la mejilla y me dijo: “Perdón Lalo… estoy casada. Tengo un par de bebes hermosos”…

Puta madre!... y una sonrisa de conformidad pintó su cara, como si se hubiera quitado una tonelada de encima. Su venganza fue de lo más dulce que ha probado y estoy seguro que se sintió muy satisfecha cuando vio que la cara se me escurría de vergüenza…

“Adiós, fue un gusto volver a verte….” Y se fue…..

Comenzó a llover… eso fue un complot entre Sandra y Dios… ambos dispararon unas cuantas enormes gotas en mi cabeza…

Yo corrí a la primera cantina que encontré a reconectar borracheras que no terminaron, a brindar con los fantasmas que se burlaban de mí y a escuchar a un José Alfredo que gritaba en un tono burlón…

“…Maldito corazón, me alegro que ahora sufras, que llores y te humilles ante este gran amor, la vida es la ruleta en que apostamos todos y a ti, te había tocado nomas la de ganar… pero hoy tu buena suerte la espalda te a volteado fallaste corazón, no vuelvas a apostar…”


Klaudes.

4 comentarios:

Jonathan Rosas dijo...

A nomames te la rifaste esta vez Oscar, mis respetos!!!

YveTTe RocKanLover dijo...

OOOwwww esto me dejo sin palabras que sabia es la vida!!!!

YveTTe RocKanLover!!

Oskar Klaudes dijo...

No, la vida no, Sandra es una pinche sabia...

Luis D. B. dijo...

Disculpen de donde son?