Sonó la alarma a las 7:00 am, exactamente, como lo había planeado. Aun tenía tremenda pesadez en los ojos, y no quería abrirlos. Estos últimos dos años me da por querer permanecer con los ojos cerrados. Es muy triste y desalentador despertarme y no verla a mi lado… y hasta siento su aliento en mi oreja.
Extraño el desayuno en la cama. Mis huevitos tan estrellados, sonriendo felices por la noche anterior, extraño todo de Kenia, su olor, sus movimientos, sus pies jugueteando con los míos, sus calzones en la regadera después de bañarse… y puta!... hasta la pinche novela de las 9 que me obligaba a ver, y yo como perro adiestrado aceptaba solo por que ponía su cabeza sobre mi pecho, mientras el dedo gordo de su pie derecho besaba los hongos del vecino…
Recuerdo una noche que llegue del trabajo, un día tan jodido como todos, los ojos cansados y las manos partidas. Al abrir la puerta, una mesa con un mantel rojo, un florero y un plato de comida, y al fondo esa tierna voz: “Te estaba esperando, siéntate, vamos a cenar”…
Esos detalles me hacían pensar que yo, más que bohemio, era un pendejo. Tenía la vida perfecta, una buena chamba, una casa sencilla, una televisión de 27 pulgadas, un perro que movía la cola y una mujer que me amaba…
Kenia es a toda madre, hermosa cuando más se le necesita, inteligente cuando menos te lo esperas y además buena cocinera. El contraste perfecto de mi vida imperfecta. Antes de conocer a Kenia, era un pinche borracho barato, en mi casa solo entraban las prostitutas más horribles de la ciudad, el lugar apestaba a cigarro, a alcohol, a noches llenas de juegos, canciones, viseras y a un millón de pastillas que brincaban de sobra…. Y ese lugar ahora era un hogar…. Un bello y dulce hogar
¿Qué si era yo feliz?...
Claro que lo era, pero creo que no estoy preparado para eso todavía, como dice la canción de tan ilustre personaje mexicano “Yo no nací para amar, nadie nació para mi…” Nunca, imagine llegar a una madurez así, solo me faltaron los hijos y de ser así ahora estaría envuelto en una serie de pedos legales que afortunadamente nunca llegaron.
Era muy feliz. Pero mi alma ermitaña no quería serlo. Comencé a escribir menos. A tomar más agua, a contar las veces que salía tomar una cerveza con los cuates, a llevar una dieta y encima de todo a compartir mi bendito espacio con alguien que no era el espejo. Comencé a sentirme tonto. Limpio, impropio de mí.
Mis letras comenzaron a ser más cursis, y colgué un rosario en la cabecera. Kenia me tenía atrapado, era su ciervo, su esclavo, su enamorado idiota, su Arjona, era todo menos el derrochador que solía ser.
… hasta que no pude más. Una noche, mientras ella dormía, quise escribir una nota estúpida como esta, quería contar mis vivencias tequileras con mujeres, canciones de José Alfredo Jiménez, de cigarros, de viajes, de locura… y sencillamente… no pude.
Me quede seco frente al papel. Y comprendí que no necesito amor para escribir textos baratos. La felicidad no me inspira, estable no me sale nada, no quiero estar amarrado a mis mañanas lindas, a unos ojos cafés, a una cintura perfecta, necesitaba inspiración… necesitaba nostalgia.
…Y a la mañana siguiente… le di las gracias. Y le pedí que se fuera…
No me des nada que no quiera.
No me des besos con sello de cariño,
No me des caricias dulces que se peguen a mi alma,
No me des risas que mi boca no pueda soportar,
No me des letras que no puedo escribir.
Todo lo hice por ti, por mi gran destino,
Te elegí a ti y aquí quiero que te quedes,
Comprendí que te amo más a ti: inspiración hermosa,
Que sales de las ruinas melancólicas de mi corazón,
Y que con tanto amor cursi no podías salir…
Prefiero ser bohemio con inspiración, que un poeta aficionado… sin motivos…
Creo que mi felicidad es esto, escribirle al aire, al viento, escribir para nadie. Rezarle a los fantasmas, tomar tequila con la paranoia, encenderle un cigarro a nostalgia. Acariciarle una mejilla a la muerte, escribirle un verso a la soledad, cantar con Vicente… no quiero atar mi vida a una película aburrida. No quiero carros, casas, dietas, ejercicios… quiero escribir, escribirle a todas ellas que me han marcado, escribirle a la nostalgia que me han regalado… escribir por mí, escribir por ellas, escribir por mi alma, escribir por mi almohada…
Algo así…
…Creo que mejor si abriré los ojos…
Klaudes…
GRACIAS POR ESTOS DOS AÑOS, DE ENTREGA, DE LÁGRIMAS, DE TEQUILA, DE CIGARROS… GRACIAS POR FOMENTAR MI IMAGINACION… GRACIAS POR COMENTAR… GRACIAS POR LEER. ESTO QUE HAGO, NO ES PARA QUE LES GUSTE, NI PARA QUE SEPAN MAS DE MI… SOLO ES MI PASION…
MUCHAS GRACIAS ¡