
Me quitare mi ropa exterior, solo para que quede lo de adentro:
Alguna vez creí que conocía todo. Pensé que mi recorrido había sido muy corto y que ya había llegado al final. Creía que ya había viajado lo suficiente como para quedarme en un solo lugar acariciando el tiempo, limpiándome las botas y fumándome mis ganas.
Solía bailar con la soledad. Amarrarme a su perfecta cintura y comer de su boca dulce. Volar con sus infinitas alas. En realidad me importaba mucho mandarla al carajo, pero no existía nadie que me motivara a hacerlo ni tenia a nadie que aliviara mis heridas. No había ninguna mujer lo suficientemente valiente como para arriesgarse a caminar a mi lado ni lo suficientemente ingenua como para tragarse mis palabras.
Yo no agradecía nada, pocas veces lo hago. Solo me bastaba ver el mundo desde mi desolada trinchera, aquella en la que había casi nada. No había besos, ni abrazos, ni palabras suaves que removieran las membranas de mi piel… en aquel lugar solo existían botellas del tequila más barato, colillas de cigarrillos muertos de decepción, y una que otra canción de aliento … solo había pequeños pedazos de lo que alguna vez yo solía ser.
Hasta que un día salió el sol. Yo no lo pedí. No sé cómo paso. Solo desperté y me encontré en un mundo raro… de aquel de donde vino José Alfredo. De pronto el hastío se hastió y al miedo le dio tanto miedo que se marchó.
Y quede a la deriva de una buena persona que no cuestiono mi pasado. Fue lo suficientemente valiente para andar a mi lado y lo suficientemente ingenua para tragarse mis palabras, cosa que agradezco de corazón.
Al final me convertí en un ser menos común y menos mugroso. Con ganas de vivir, “con ganas de tener ganas”. Y me colgué nuevamente mi mochila llena de sueños.
No puedo decir que mi vida se remedio completamente. Aún existen los problemas mundanos que azotan mi cabeza, pero la angustia se contrarresta cuando una buena sonrisa viene a mi mente o cuando un “te quiero” es la frase más exacta en los tiempos de terror.
Estoy tranquilo. Con la convicción clara de ser menos triste, con necesidad de abrazarme a una cintura pequeña sin pedir perdones ni permisos, sin prorrogas y sin extemporáneos. Solo quiero vivir. Tratar de ser feliz con lo que tengo.
Después de todo esto fue lo que alguna vez soñé. Solo me queda agradecer, (cosa que pocas veces hago). Agradecerle a la vida, por darme la oportunidad de rodar con destino, a la muerte por dejarme vivir… Y a ti noble mujer, por demostrarme que aún me quedan muchas cosas que conocer.
Klaudes.
3 comentarios:
Megusta tu blog...siempre alimenta mi imaginacion!! muy bueno.
Gracias., que bueno que te gusta lo que hago. Recibe un gran saludo!
Woow!!... Realmente es increíble lo que escribes, nunca había leído algo tan increíblemente sincero y hay algo dulce en esas palabras, puedo decir que es uno de mis favoritos y apenas estoy comenzando a dar un recorrido a una gran historia. : ) … bueno ni hablar de la música y videos, son encantadores : ) …
Realmente volveré a leer más… por el momento me quedare con este, pues en lo particular, me encanto… Att: Yolitzín.
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