
Quiero estar borracho para que venga una mujer a aliviar mi navidad. Quiero estar con alguien que venda noches buenas, y que me de las buenas noches, a la luz de la media noche, bajándose esas medias sensuales por unas sencillas piernas que liberen toda esta rabia que tengo por tragarme el tiempo.
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Soledad es la mejor compañera cuando estas solo, pero no lo es cuando necesitas un abrazo, o a alguien para ir al Cinepolis. Pero soledad siempre está conmigo. No le importa a donde valla ella me agarra de la mano y camina conmigo…
“Ay Soledad, siempre he pertenecido a ti”…
El otro día, Lucy me preguntó que hacía con ese chico que no salía de su cabeza. El tipo la botó por una chica con menos inteligencia, pero con más dinero, más trasero, más chichis y además más atrevida. Desde entonces ella lo extrañaba y lloraba mucho porque como en todas las historias de amor al bueno siempre le toca perder.
Lucy era la única buena amiga que mi sarcasmo y mi crueldad me habían dejado conservar, a decir verdad, era la única que me había soportado tanto tiempo, pero como se trataba de este noble personaje, pues,la tuve que cagar.
Le dije que lo mandará a la chingada y que anduviera conmigo, yo no mentía, Lucy en verdad me gustaba desde que íbamos a la preparatoria. Creí que le agradaría la idea, ya que en muchas ocasiones me había dicho que me quería tanto que casi se comparaba con el cariño que sentía por su novio. Y uno no es guey, luego luego te das cuanta cuando no le eres indiferente a una mujer.
...Al que mando a la chingada fue a mí.
Perdón- le dije- nunca he sido bueno para dar consejos. Cuando los necesites mejor ve con Soledad, ella sabrá que hacer, a mi pídeme que te aconseje el color de tu coche, el color de tu casa, tu equipo de futbol, tu trago… pero no me preguntes que hacer con tu destino, veme, ni yo mismo se qué hacer con el mío.
Su cólera estalló. Creo que esperaba más de mi. La decepcioné.
Lucy se paro y me dio una cachetada. Y se fue. Y por alguna extraña razón recordé esta canción de Café Tacvba, y en una pinche servilleta donde Lucy dejó el carmín de su labial Avon -que pagó en abonos- escribí estas barbaridades que mi aliento crudo me dicta…
… Y solo me da por cantar: “No me hubieras dejado esa noche, porque esa misma noche encontré un amor”
Llame a Lucy los días siguientes pero su decepción era más grande. Me dijo que me veía como a un hermano, y lo que para mí solo fue un arranque de hombría, se había convertido en una estúpida novela en la que el villano era yo y donde el bueno, una vez más, perdía.
El domingo en la mañana me llamó. Yo estaba bien pinche crudo. Me dijo que la disculpara pero que ya no quería verme, que le había dado mamitis y se iba a casa de sus papás en Monterrey. Creo que en verdad la decepcioné.
En ese momento yo solo quería dormir y me valió madre. Pasarón como cuatro horas cuando al fin abrí los ojos y digerí la situación y pensé en lo imbécil que me fui, pero mi ego se negaba a darle la razón a ella…
“Que se largue, ni que estuviera tan bue...” Tocaron a mi puerta.
Todo crudo y en calzones me levante a abrir. Y después de tener a la última amiga que me quedaba, vino a visitarme Soledad ya ni dijo nada, solo:
…“Me abrazo al instante mismo que tú me dijiste adiós, y no fue una gran tristeza, fue como ir de menor a mayor…”
Klaudes...








